CONTACTO

Director y Webmaster de Actualidad Paranormal:
Patricio Arias Peña
e-mail


  • Política de Información

    Las opiniones vertidas o contenidos emitidos en los reportajes, artículos y noticias aquí publicados, son de responsabilidad absoluta de sus autores. El Director de Actualidad Paranormal, no se responsabiliza ni comparte necesariamente la opinión de sus colaboradores en los escritos publicados.

    © Patricio Arias Peña
    2010


  • Actualidad Paranormal
    EL PORTAL DE LO EXTRAORDINARIO

  • Director y Webmaster: Patricio Arias
  • Ciudad de Santiago - Republica de Chile



    FRENTE A FRENTE CON LA PERSPECTIVA APOCALÍPTICA
    Por Patricio Arias C.


    Estando presentes en el año 2009, diversos medios de comunicación anuncian un eventual fin de la era humana. Visiones apocalípticas, inferidas de las profecías Mayas, las profecías de Nostradamus y el Apocalipsis del nuevo testamento, potencian una mirada ingenua que clava sus visiones entre la duda, el temor y la vacilación.

    Los mensajes se entrecruzan creando una posibilidad de fe incierta, contradictoria, enigmática, donde ciencia y religión parecen encontrar puntos de convergencia y conveniencia para validar sus postulados.



    La congruencia eventual entre fe y razón hace crujir y debilitar la propia esencia de la sensibilidad humana la que se esparce en cenizas desencantadas que logran acrecentar la filosofía de Nietzsche, donde Dios se transforma, desde un ejemplo de amor absoluto, en “el peor asesino de la historia”.

    No pretendo cuestionar la conciencia divina de un Dios, ni tampoco las modulaciones de la vida, pero todo ser pensante y sensible, desde este punto de vista, cuestiona inevitablemente la fe, la posibilidad del destino y la mirada temporo espacial de la existencia.



    Es cierto que el modelo de desarrollo humano merece una revisión, la economía despilfarrada en frivolidad, la fanatización religiosa y el exagerado “agnostismo” científico, sólo conducen a la caída de las instituciones y al debilitamiento de los sistemas de organización social que desunen los criterios y las percepciones de lo que significa la vida en el mundo.

    El filósofo griego Platón, en su diálogo denominado como Hipias mayor, aproximadamente 500 años antes de la era cristiana, ya da cuenta de la lucha entre la administración económica y su pugna permanente con la moral, que delinea el deber ser y el deber hacer de los humanos en el mundo. Entonces cabe preguntarse ¿qué hay de nuevo en el sistema de organización social? ¿dónde está la falla que merece un recambio tan exagerado y determinante en este tiempo y en este espacio, donde ciclos y contextos parecen no tolerar su ilusión de unidad y violentamente sienten necesitar la explosión desafiante de sus concernencias?

    De ser cierto lo anteriormente indicado, la humanidad y cualquier manifestación de vida jamás debieron mostrarse como cosmos conciente, y aunque la consecuencia que trae consigo el reconocimiento de sí mismos, como seres presentes y existentes en el mundo, no armonizan con la concepción de amor, voluntad y decisión pretendida por la humanidad.

    Los centro de poder políticos, religiosos y económicos, modelan la conciencia de los seres concientes, nos enceguecen de tal manera que incluso todo lo señalado en esta oportunidad puede distar bastante de la realidad atemporal del universo y la lógica interna de la vida quienes permutan su dinámica interna simplemente por ingenuidad.

    La permanente dialéctica entre nacer y morir es un indicio de trascendentalidad, aun cuando la humanidad tenga sus días contados. La vida se abre paso para manifestar su palpitar infinito, debe su existencia, al espejear su presencia permanentemente en conciencias múltiples, que validan la existencia trascendental, en la medida que el espejo muestra una vida que busca armónicamente, venciendo el caos, abrirse paso en umbrales propios, desconocidos por la humanidad, quienes ven, en la nada, la ausencia del todo y, sin embargo, el todo, está presente silenciosamente en una nada incomprensible desde la condición humana en el mundo.

    Ceguera confundida en belleza, centros de poder que enajenan al ser y confunden su andar, un tipo de folklórica trascendental que evidencia una anomalía cultural donde la vida se retuerce sobre sí misma generando perspectivas inconexas que vulnerabilizan toda potencia perceptual del ser humano y calibran una brújula que apunta un norte magnéticamente influenciado por el consumo y la rutina.

    La posibilidad de un existir biológico parece exclamar desde voces susurrantes la manera de escapar del vertiginoso enjambre de ideas y conflictos administrados desde bases herméticas, omniscientes y omnipotentes indicando la presencia de un dios ilusorio basado en el control y medios de represión que enlodan la compasión de una condición pecaminosa neutralizando la salida fuera de sí de la humanidad conciente.

    La humanidad parece enfrentarse cara a cara con el reflejo del mundo, nutrido de ilusión y carente de verdad. Se mira, pero no ve su esencialidad.

    La búsqueda del misterio, no encontrará un cimiento concreto que lo ampare de no romper los hilos del titiritero económico, político y religioso que talla en madera un corazón naturalmente creado de materia viva.

    Debemos aceptar la no identificación del objeto de vida, más que buscar respuesta en la materialidad carente de impulsos energéticos, quizás, la lógica de las fuerzas energéticas nos revelen un camino insospechado, lugar donde las luciérnagas se posan frente a frente a una mirada humana quien no reconocerá el sueño de la vigilia, ni la realidad de la ficción.

    Puntos en el cielo que se presentan y renuncian a su visibilidad, penetrarán desde el cielo para desestabilizar toda física del movimiento al ingresar en los espacios atemporales de la transconciencia en el preciso instante donde las palmas se separan para generar una apertura, en el puntual momento, donde la mente humana comprendía las señales de los principio activos de vida, cambio y transformación.

    Es de este modo como ofrezco un llamado a los apasionados investigadores para que recuerden el principio fundamental de su actividad, concentrando todo sus conocimientos en una palabra “asombro” entendida como inicio y fin del todo, o dicho de otra manera, el alfa y omega que endulza la esperanza de encontrar respuestas más allá de la razón y de la lógica ensombrecida por el culto a los espacios oscuros y la temporalidad lineal del espíritu y la materialidad del cosmos.


    [Ver página de inicio]